miércoles, 26 de diciembre de 2012


ELABORANDO KIMCHI COREANO- VIDEO



KIMCHI RECETA COREANA

Para los coreanos, el kimchi, es un elemento necesario en la dieta diaria. De hecho existen neveras específicas para guardar el kimchi. En la comida coreana normalmente encontramos dos elementos clave. El arroz y el kimchi. Así pues, para los coreanos es importante tener una máquina de arroz donde cocer y guardar el arroz caliente y una nevera de kimchi o gran cantidad de kimchi en la nevera.
Elaborar el kimchi no es fácil. Hay muchas manera de hacerlo. En cada casa tienen su propia receta. Tambien depende de la provincia. Hoy en día los coreanos normalmente no cocinamos el kimchi, es nuestra madre la que lo hace y da a los hijos. Y también podemos comprar en cualquier tienda de alimentación.
Hemos elaborado una receta de kimchi básico, a la manera de Jumi. Hemos hecho dos tipos de kimchi, uno el típico de Col China, y otro con nabo. Y los ingredientes los podéis encontrar en tiendas de alimentación, especialmente en las tiendas de alimentación chinas. Esperemos que os guste.
Ingredientes:
Para receta de kimchi:
1 Col china
1 vaso de Sal gorda
1/2 vaso de polvo de guindillas.
1/2 vaso de harina de arroz
6 cucharadas de líquido de pescado.
2 cucharadas de azucar
Jengibre
Ajos
Para receta de kimchi de nabo:
Nabo
otro tipo de Col China.
1 vaso de Sal gorda
1/2 vaso de polvo de guindillas.
1/2 vaso de harina de arroz
6 cucharadas de líquido de pescado.
2 cucharadas de azucar
Jengibre
Ajos
Preparación de la recta de kimchi:

Cojemos la col china y la separamos en hojas que trocearemos en dados pequeños. Después llenamos un recipiente con dos litros de agua y ponemos un vaso de sal gorda y mezclamos hasta que se disuelva. Acto seguido introducimos los trozos de Col China y dejamos en remojo durante 8 o 10 horas, en invierno. En verano con 4 o 6 horas será suficiente.

Una vez pasan las ocho horas en remojo, elaboramos la salsa de kimchi. Para una col china utilizaremos media cabeza de ajos y un trozo pequeño de jengibre. Pelamos y machacamos bien los ajos y el jengibre por separado hasta que se quedan dos masas uniformes de ajo y jengibre. Por otra parte mezclamos 1/2  vaso de Harina de arroz con agua hasta que la harina se disuelva completamente y no deje grumos.
Una vez lo tenemos, se mezcla todo en un bol con 1/2 vaso de polvo de guindilla. Después añadimos 2 cucharadas de azucar y 6 cucharadas de líquido de pescado. Mezclamos bien hasta que queda una masa espesa y uniforme.
El siguiente paso será escurrir la col china que teníamos en remojo y limpiarla con agua una o dos veces. Después la ponemos en un recipiente para añadir la salsa picante.






Añadimos la salsa picante y mezclamos bien con las manos (protegidas por guantes higiénicos) hasta que la col china quede completamente teñida del color de la salsa.

Una vez queda completamente roja le añadimos unas semillas de sésamo y ya podemos reservar en un recipiente tapado. El primer día podemos dejar el kimchi fuera de la nevera y a partir del siguiente día será necesario su conserva en el frigorífico. Aunque este kimchi puede empezar a consumirse desde el primer momento, será a partir de veinte dias cuando empezará a obtener un sabor más ácido. Se recomienda que este primer kimchi se utilice como plato acompañante de arroz, kim, y platos principales, mientras que el kimchi más ácido a partir de los veinte dias se utilice como ingrediente para otros platos como la sopa de kimchi, la tortilla de kimchi, etc. recetas que ya os pondremos en su momento.
Dato de Jumi: Aunque huela mal ¡¡no lo tiréis!! Es normal que con el paso del tiempo al ser un alimento fermentado, coja una olor fuerte y carácterístico pero no quiere decir que esté malo. El kimchi puede durar muchos meses si se conserva bien.
Fuente:paelladekimchi

EL PODER CURATIVO DE LA PALABRA !

hablando de palabras hay una con la que hay que tener especial cuidado, en mi forma de ver, claro, y es PODER. Poder en el sentido de que saber que la palabra influye, que la palabra crea, la palabra incluso nos puede re-programar nuestro ADN, que falta nos haría ¿no?, saber esas cositas nos da poder, poder de “combatir” contra ese poder “oscuro” que maneja los códigos culturales, sociales…
Cierto.


Es así. Y sin embargo, la palabra poder cuando la oímos o la emitimos tiene debajo un montón de connotaciones que no hacen al caso de la evolución porque incluyen la violencia, el yo sé más que tú, el yo tengo la policía o el mando, da igual el grado de “más”poder que uno crea tener sobre el otro, siempre supone violencia. Incluye también al haber esa violencia, que no se de una relación horizontal sino jerárquica – por miedo que no por admiración de la virtud del que elegimos como guía, cauce o lo que sea… Muchas cosas más incluye y todas tienen una vibración de poca altura, al revés. Por salud mental, no conviene.
Así que en lugar de poder, busquemos otra palabra más neutra a nuestro oído, a nuestra vibración: fuerza, capacitación…

La entrada habla sobre los diferentes lenguajes, sobre el hebreo y como cada letra es la representación vibracional del sonido ¡qué alucine! Y añado, seguro que esa letra dibujada, representada, meditada… produce eso que significa, la idea, la recrea en nuestra estructura, en nuestro cuerpo de luz. Y al hilo de eso, veo que eso es lo que hacemos al hacer qigong de ideogramas por ejemplo: siguiendo unas pautas, se dibuja en el aire el ideograma y al dibujarlo ya crea a nuestro alrededor y por supuesto en nosotros mismos, la idea que ese ideograma representa.

Por ejemplo, si dibujamos en el aire el ideograma de Centro – yo también lo he hecho dibujándolo en papel en momentos en que no tenía posibilidad de hacerlo moviéndome por estar en un hospital o lo que fuera – guiando esos movimientos con la respiración – la clave es esta – se crean campos que replican en la idea que representa la palabra Centro – en este caso – y el resultado es que tú notas que tu ser está centrado. ¡Y no tiene contra -indicaciones, lo puedes hacer tantas veces como necesites!
El instituto cree en la existencia de lo que ellos dieron en llamar “híper-comunicación”, una especie de red de internet bajo la cual, todos los organismos vivos, estarían conectados y comunicados permitiendo la existencia de la llamada “conciencia colectiva”.

La palabra, junto con el poder de la vibración, es capaz de crear, sanar y también destruir.
La teoría indica que cuando focalizamos nuestra mente en algo y a esto le sumamos el sentimiento y la emoción para finalmente expresarlo, estamos exteriorizando y materializando un poder que estará afectando los reinados de la materia.

LO QUE LE DICES A TU SEMEJANTE, TE LO DICES A TI MISMO
Si cada uno de nosotros estuviésemos conscientes de que la energía liberada en cada palabra, afecta no sólo a quien se la dirigimos, sino también a nosotros mismos y al mundo que nos rodea, comenzaríamos a cuidar más lo que decimos.

Los antiguos esenios sabían de la existencia de un enorme poder contenido en la oración, el verbo y la palabra. Los antiguos alfabetos, como el sánscrito, el arameo y el lenguaje hebreo, son fuentes de poder en sí mismos. Los esenios utilizaron la energía que canaliza el lenguaje -la cual era la manifestación final del pensamiento, la emoción y el sentimiento- para manifestar en la realidad, la calidad de vida que deseaban experimentar en este mundo.

 En las culturas del antiguo Oriente eran utilizados los mantras, los rezos, los cánticos y las plegarias con una intención predeterminada como técnicas para materializar estados internos y programar, de una forma ignorada por nosotros en la actualidad, realidades pensadas, deseadas y afirmadas previamente.
Los estudios realizados por físicos cuánticos, comienzan a redescubrir y validar el enorme conocimiento olvidado de antiguas culturas ancestrales. Un conocimiento que se encuentra aún escondido y olvidado y que nos aportaría el poder de cambiar nuestro mundo.

LAS PALABRAS PUEDEN PROGRAMAR EL ADN
 
La más reciente investigación científica rusa, apunta a que el ADN puede ser influido y reprogramado por palabras y frecuencias, sin seccionar ni reemplazar genes individuales. Solo el 10% de nuestro ADN, se utiliza para construir proteínas y este pequeño porcentaje del total que compone el ADN, es el que estudian los investigadores occidentales. El otro 90% es considerado “ADN chatarra”. Sin embargo, los investigadores rusos, convencidos de que la naturaleza no es tonta, reunieron a lingüistas y genetistas -en un estudio sin precedentes- para explorar ese 90% de “ADN chatarra”.
 Los resultados arrojaron conclusiones impensadas: según los estudios, nuestro ADN no sólo es el responsable de la construcción de nuestro cuerpo, sino que también sirve como almacén de información y para la comunicación a toda escala de la biología.

 Los lingüistas rusos descubrieron que el código genético, especialmente en el aparentemente inútil 90% sigue las mismas reglas de todos nuestros lenguajes humanos. Compararon las reglas de sintaxis (la forma en que se colocan juntas las palabras para formar frases y oraciones), la semántica (el estudio del significado del lenguaje) y las reglas gramaticales básicas y así descubrieron que los alcalinos de nuestro ADN, siguen una gramática regular y sí tienen reglas fijas, tal como nuestros idiomas.

Por lo tanto, los lenguajes humanos no aparecieron coincidentemente, sino que son un reflejo de nuestro ADN inherente. El biofísico y biólogo molecular ruso Pjotr Garjajev y sus colegas, también exploraron el comportamiento vibratorio del ADN. “Los cromosomas vivos funcionan como computadoras solitónicas/holográficas, usando la radiación láser del ADN endógeno”.

 Eso significa que, uno simplemente puede usar palabras y oraciones del lenguaje humano para influir sobre el ADN o reprogramarlo.
Los maestros espirituales y religiosos de la antigüedad han sabido, desde hace miles de años, que nuestro cuerpo se puede programar por medio del lenguaje, las palabras y el pensamiento. Ahora eso se ha probado y explicado científicamente. La sorpresa mayor, fue descubrir la manera en que el 90% del “ADN Chatarra”, almacena la información.
“Imaginemos una biblioteca, que en lugar de archivar miles de libros, sólo guarda el alfabeto común a todos los libros, entonces, cuando uno solicita la información de un determinado libro, el alfabeto reúne todo lo contenido en sus páginas y nos lo pone a nuestra disposición”, aclaró Garjajev.
Esto nos abre las puertas a un misterio aún mayor: que la verdadera “biblioteca” estaría fuera de nuestros cuerpos en algún lugar desconocido del cosmos y que el ADN estaría en comunicación permanente con este reservorio universal de conocimiento.

LA EVIDENCIA INESPERADA
El investigador Dan Winter, que desarrollara un programa de computación para estudiar las ondas sinusoidales que emite el corazón bajo respuestas emocionales, en una fase de la investigación con sus colegas Fred Wolf y Carlos Suárez, analizó las vibraciones del lenguaje hebreo con un espectrograma. Lo que descubrieron fue que los pictogramas que representan los símbolos del alfabeto hebreo, se correspondían exactamente con la figura que conforma la longitud de onda del sonido de cada palabra.

Es decir que la forma de cada letra era la exacta figura que formaba dicha longitud de onda al ser vocalizada. También comprobaron que los símbolos que conforman el alfabeto, son representaciones geométricas. En el caso del alfabeto hebreo, las 22 gráficos utilizados como letras son 22 nombres propios originalmente usados para designar diferentes estados o estructuras de una única energía cósmica sagrada, la cual es la esencia y semblanza de todo lo que es. El libro del Génesis está escrito en este lenguaje.

Las letras de los antiguos alfabetos, son formas estructuradas de energía vibracional que proyectan fuerzas propias de la estructura geométrica de la creación. De esta manera, con el lenguaje se puede tanto crear como destruir. El ser humano potencia el poder contenido en los alfabetos al sumarle el poder de su propia intención. Eso nos convierte en responsables directos de los procesos creacionales o destructivos en la vida, y con tan solo ¡la palabra!

EL PODER CURATIVO DE LA PALABRA
Existe una capacidad demostrada en la que la palabra puede afectar la programación del ADN. La salud podría conservarse indefinidamente, si nos orientamos en pensamientos, sentimientos, emociones y palabras creativas y por sobre todo, bien intencionadas.

 Los estudios del Instituto Heart Math, nos abren un nuevo panorama hacia la curación, no sólo de los humanos enfermos, sino también para la sanación planetaria. El instituto cree en la existencia de lo que ellos dieron en llamar “híper-comunicación”, una especie de red de internet bajo la cual, todos los organismos vivos, estarían conectados y comunicados permitiendo la existencia de la llamada “conciencia colectiva”.

El Hearth Math declara que si todos los seres humanos fuéramos conscientes de la existencia de esta matriz de comunicación entre los seres vivos y trabajáramos en la unificación de pensamientos con objetivos mancomunados, seríamos capaces de logros impensados, como la reversión repentina de procesos climáticos adversos.

El poder de los rezos, oraciones y peticiones, tal como nos lo han legado los antiguos esenios -potenciado por millares de personas- nos otorgaría un poder que superaría al de cualquier potencia militar que quisiera imponernos su voluntad por la fuerza.

Este poder ha sido demostrado en especies animales como los delfines, que trabajan unificados en objetivos comunes. Los delfines utilizan patrones geométricos de híper-comunicación, ultrasonido y resonancias que les sirven para interactuar con las grillas energéticas del planeta. Estos animales, poseen la capacidad de producir estructuras sónicas geométricas y armónicas bajo el agua. Podríamos afirmar que los delfines,ayudan más a mantener el equilibrio planetario de lo que lo hacen los humanos.
Si Dios nos otorgó el poder, significa qué quiere que nosotros, una vez alcanzado un nivel de conciencia determinado, ayudemos con respeto a la vida, a ser co-creadores de su obra.
Fuente:elsenderodelmago.wordpress.com
 

CONTRATO, CODIGOS QUE NOS IMPIDEN SER LO QUE SOMOS

En el artículo anterior tratamos el primer contrato con el que cargamos: nuestro nombre. Ahora añadiremos otros en formato de “programas” que tenemos instalados en nuestro interior, a los que resulta difícil acceder con el lenguaje racional y que nos impiden llevar una vida plena.
Son una especie de “códigos” que están situados en lo más profundo de nuestras mentes en forma de creencias y de todo tipo de inhibiciones que nos paralizan.

Cuenta Marianne Costa que en un momento de su vida escribió en un papel de pergamino: “soy una fracasada”. Después lo firmó con una gota de su sangre y lo enterró. En ese lugar plantó una bella flor y empezó a diseñar su realidad liberada de esa maldición. (Es un acto psicomágico, donde nos liberamos de esos códigos que recibimos de nuestra familia)

Un contrato es un acuerdo entre dos partes que se comprometen a dar algo y a recibir algo a cambio. Pero no todos los contratos están sobre papel, ni siquiera son verbalizados, ni tampoco todos están en el plano de la consciencia. Más aún, como en el caso del nombre, hay contratos que aceptamos en desigualdad de condiciones porque se “sellan” en la más tierna infancia: el niño intuye que el incumplimiento implica no ser querido, lo que significa la muerte. Nuestro cerebro más primitivo nos dicta la orden de obedecer cuando la amenaza es ser expulsado del clan.
Estos contratos pueden afectar a nuestros cuatro egos:

Ejemplos de contratos intelectuales:
Muchas de las creencias que tenemos son contratos que mantenemos con nuestro árbol genealógico, ideas que se nos han transmitido desde nuestros bisabuelos y que no podemos cuestionar. (Debemos deshacernos de cualquier creencia que no sea bella y útil)

a) “Serás abogado, como los hombres de provecho de esta familia”
(En árboles donde el artista es considerado como un muerto de hambre, que en realidad no sabe hacer nada)
b) “En esta casa se habla cristiano”
(No me salgas con querer estudiar lenguas…sólo hay que hablar una lengua: la materna)
c) “Eres torpe como tu madre”
(Una profecía que actúa como una maldición que acaba cumpliéndose)
d) “En la vida debemos dejar las cosas igual que nos las hemos encontrado”
(Señal de que el árbol se ha estancado…)
e) “Un hijo nunca debe superar a un padre”
(Una locura absoluta que se conecta con la neurosis de fracaso)
Los contratos intelectuales son como las “ideas irracionales” que describe Albert Ellis, raíces de nuestras emociones perturbadas y comportamientos desajustados. La psicogenealogía conecta con su famosa y en muchos casos efectiva RET (Terapia Racional Emotiva), en el sentido que la familia configura un esquema de creencias tóxicas que nosotros adoptamos por lealtad a ella y que se mueven en cuatro ejes fundamentales:

*Si no tienes lo que necesitas, te mueres. (“Si mi novio me deja, me muero”)
La herencia tóxica es confundir la necesidad con el deseo. Si no tienes alimento, te mueres, pero si deseas a tu novio y no lo tienes, sigues viviendo…
*Esto es horrible (“Es horrible que tenga que cancelar mis vacaciones”)
Se juzga en exceso. No hay nada categóricamente malo o bueno. Hay hechos que nos causan más o menos dolor. Si ordenamos los hechos dolorosos de 0 a 10 y en el 10 ponemos la muerte de un ser querido, ¿cómo valoraremos cancelar una vacaciones?
*No lo soporto (“No soporto la soledad”)

Hay situaciones que matan, son insoportables. Creer que algo es el límite entre la vida y la muerte nos hace sentirnos agonizantes cada vez que eso sucede. Eso lleva a preferir un desastre de relación amorosa, la soledad está prohibida por el árbol, porque es acercarse a la muerte.
*Si sucede algo malo es que hay un culpable y tiene que ser condenado. La familia nos enseña a juzgar y buscar culpables en los que descargar la responsabilidad de lo que pase, o a culparnos a nosotros mismos. Los acontecimientos no son una confluencia de factores, nada tiene una única causa. Si nos sentimos culpables de algo, la mejor medicina es una fórmula con tres elementos: la aceptación, la reparación y el aprendizaje de lo sucedido para evitar en lo posible repetir el mismo error en el futuro.

Ejemplos de contratos emocionales:
Suelen venir en formato de inhibiciones emocionales. Muy asociados a los niveles de consciencia infantiles…
a) “No crezcas”
(Si se hace mayor un día abandonará a sus padres. Esta orden lo mantendrá con una edad emocional de 10 años para el resto de su vida)
b) “Aquí somos del Madrid”
(Desde el primer mes de vida el niño es socio del club. Cuando crece no tiene alternativa, si no le gusta el fútbol o no es madridista, será considerado un traidor o un enfermo)
c) “No seas tonto y no te hagas novia”
(Quédate con la madre…ella no te defraudará)
e) La pareja es para toda la vida
(Nadie se ha divorciado jamás, en nuestra familia todos somos muy católicos)
Los contratos emocionales nos atan con fuerza al pasado y fomentan las relaciones basadas en la dependencia emocional. Disolver estos contratos es abrir al fin la puerta a la libertad de amar con un nivel de consciencia superior.

Ejemplos de contratos libidinales:
Aquí están todas las inhibiciones creativas y sexuales
a) “El teatro-la pintura-la música, son una pérdida de tiempo”
(Es como decir que no debes dedicarte a cosas que no son de provecho…)
b) “Esta relación no te conviene”
(Podríamos preguntarnos: ¿a quién no le conviene en realidad?)
c) “Te casarás a los 25 años y a los 26 llegará la única hija”
Este podría ser un contrato inconsciente que se repite de generación en generación. Un proyecto que el árbol tiene para nosotros
d)”La mujer que expresa deseo sexual es una fulana”
(Si el sexo de la mujer es sólo un instrumento de procreación, se le prohíbe gozar con su energía libidinal y a la postre de la creación y de la vida).
La prohibición de la homosexualidad y de prácticas sexuales no existentes en el repertorio del árbol, también son contratos que al incumplirlos nos bloquean la libido o nos sentimos culpables y merecedores de castigos si “nos salimos del tiesto”.

Ejemplos de contratos materiales-corporales-económicos:
Las inhibiciones económicas. Es necesario que encontremos los elementos que permitan separarnos de la violencia, del miedo y de la culpabilidad…
a) “Eres idéntico a tu abuelo”
(Y con ello uno de los linajes toma posesión del hijo)
b) “No toques los botones que los romperás”
(Cuando no te dejan tocar nada es porque no tienes espacio)
c) “El dinero es el pecado”
(Si nos hacen creer que el dinero es sucio, nos generará mucha culpabilidad ganarlo)
d) “El que arriesga pierde”, “Más vale pájaro en mano que ciento volando”, “Más vale malo conocido que bueno por conocer”…
(Salir del territorio es una deslealtad imperdonable y tenemos un miedo ancestral a no volver a ser admitidos en el clan).

Todo esto insta a acomodarse con una pareja que ya no aporta nada, un trabajo insatisfactorio, una casa que no es un hogar y también a una ciudad, un banco, un grupo de amigos etc. Instalados en un territorio para siempre, porque nos han enseñado que arriesgarse es perderlo todo, en lugar de impulsarnos a seguir nuestros deseos como sabio camino de transformación.
Los contratos se cumplen por lealtad, pero también por temor a las consecuencias. Digamos que hay un miedo a ser castigados, a que se cumplan esas predicciones (maldiciones): “Si te divorcias, te mirarán mal”, “si te haces artista, vivirás en la pobreza”. Un acto psicomágico para sanar este tipo de miedo al incumplimiento a lo que los padres ordenaron, consistiría en realizar metafóricamente la predicción, escenificándola delante de ellos.
Alejandro Jodorowsky nos dice en sus 1o recetas para ser feliz,  “no hay alivio mas grande que comenzar a ser lo que en realidad somos. Desde la infancia nos imponen destinos ajenos. Es conveniente recordar que no estamos en el mundo para realizar los sueños de nuestros padres, sino los propios.
Fuente:planocreativo.wordpress.com

NUESTRO NOMBRE EL PRIMER PROGRAMA CON EL QUE CARGAMOS

Cuando bautizamos a un hijo debemos saber que junto con el nombre le pasamos una identidad. Evitemos por tanto los nombres de los antepasados, de antiguos novios o novias, de personajes históricos o novelescos.

Los nombres que recibimos son como contratos inconscientes que limitan nuestra libertad y que condicionan nuestra vida. Un nombre repetido es como un contrato al que le hacemos una fotocopia, cuando en el árbol genealógico hay muchas fotocopias el nombre pierde fuerza y queda devaluado.
Según Cristóbal Jodorowsky, el nombre tiene un impacto muy potente sobre la mente. Puede ser un fuerte identificador simbólico de la personalidad, un talismán o una prisión que nos impide ser y crecer.
Ya hemos comentado en otro artículo que en los árboles narcisistas cada generación repite los mismos nombres de sus ancestros y con ello se repiten los destinos.

¿Atraen ciertos barrios a personas cuyo estado emocional corresponde al significado oculto de esos nombres?
Dice Alejandro Jodorowsky que en Santiago de Chile vivió en La plaza Diego de Almagro, un lugar que él sintió como oscuro y triste. Resulta posible pensar que ese lugar era el reflejo de su interior en aquel momento de su vida.
Diego de Almagro fue un conquistador frustrado. Por engañosos consejos de su cómplice Pizarro, partió de Cuzco hacia las tierras inexploradas del Sur creyendo encontrar templos con tesoros fabulosos. Después de muchas calamidades volvió como alma en pena a Cuzco, donde su traidor socio, no queriendo compartir las riquezas robadas a los incas, lo hizo ejecutar.
Podríamos dedicar unos minutos a observar el lugar donde vivimos: en la calle de un poeta, de una santa benefactora, de un descubridor o tal vez en la de un general asesino.
Nada es casual, el mundo es como un espejo que nos refleja, cada vez que realizamos una mutación interior también cambia nuestro exterior.

¿Podríamos decir que los nombres tienen una especie de frecuencia que sintoniza con ciertos receptores? ¿Qué tipo de receptores?
Inconscientemente nos sentimos atraídos por cientos nombres que reflejen lo que somos (a veces son exactos y otras veces están ocultos detrás de máscaras, sólo hay similitudes léxicas o fonéticas):
  • Nuestra parte sana y positiva es un receptor que sintoniza con ciertos nombres, porque nos hacen gozar y sentirnos seguros.
  • Nuestra parte enferma y negativa es otro receptor que sintoniza nombres determinados, porque hay una intención supraconsciente de resolver el conflicto.
Reflexionemos de nuevo en los nombres de lo que hemos atraído a nuestro mundo:
-El nombre de nuestra empresa, centro de trabajo, escuela…
-El nombre de nuestra pareja, amigos, jefes, profesores…
-Personas que se cruzan en nuestro camino por “accidente” y se llaman exactamente igual que nuestro padre (o madre, hermano…)
¿Hay una programación inscrita en nuestro nombre y apellidos?
Según nos cuenta Alejandro Jodorowsky, tanto el nombre como los apellidos encierran programas mentales que son como semi­llas, de ellos pueden surgir árboles frutales o plantas veneno­sas. En el árbol genealógico los nombres repetidos son vehícu­los de dramas. Es peligroso nacer después de un hermano muerto y recibir el nombre del desaparecido. Eso nos condena a ser el otro, nunca nosotros mismos. Cuando una hija lleva el nombre de una antigua novia de su padre, se ve condenada a ser “la novia de papá” durante toda su vida. Un tío o una tía que se suicidaron convierten su nombre, durante varias generaciones, en vehículo de depresiones. A veces es necesario, para detener esas repeticiones que crean destinos adversos, cambiarse el nombre. El nuevo nombre puede ofrecernos una nueva vida. En forma intuitiva así lo comprendieron la mayoría de los poe­tas chilenos, todos ellos llegados a la fama con seudónimos.

¿Hay ejemplos que nos permitan comprender la importancia del nombre?
Nuestro nombre nos tiene atrapados, ahí está nuestra “individualidad”
-Barrick Gold (oro en inglés es gold) se convirtió en el mayor productor de oro del mundo.
-Brontis “voz de trueno” se dedica al mundo del teatro con una potente voz…
-Maria, Inmaculada, Consuelo se asocian a la pureza, la virginidad, nombres que exigen perfección absoluta, que nos limitan
-Miguel Ángel, Rafael, Gabriel, los nombres de ángeles dan problemas con la encarnación
-César, poderoso y asociado a la ambición
¿Cómo sé si el nombre que he recibido me perjudica?
Estudiar los nombres del árbol genealógico es igual que acceder al inconsciente. En los nombres encontramos secretos. Es importante ver cómo funciona el nombre que nos dieron.
Algunas cuestiones:
-Lo primero es saber la persona que nos nombró. ¿Papá?, ¿mamá?, ¿abuelo?, ¿la hermana?, ¿el padrino?… El que nombra, toma poder sobre lo nombrado y no es lo mismo llamarme Micaela por mi abuela paterna, si el nombre se le ocurrió a mi padre para repetir el nudo incestuoso, o por mi madre, para ser aceptada en la familia de mi padre, dándole una hija-clon de su suegra.
-¿De pequeño/a me gustaba mi nombre o me hubiese gustado llamarme de otra manera? Los niños tienen una intuición especial y una fresca desinhibición que les permiten rechazar de pleno lo que les contamina.

-Investigar de donde viene nuestro nombre:
*Si es de algún familiar, es bueno analizar su destino y los caminos que recorrió en su vida, porque probablemente venimos a repetirlos. Llamarse René después de un hermano muerto, es cargar con él toda la vida.
*Si es de alguien significativo para quién nos nombró, nos caerá la carga de darle a éste lo que el otro no le dio.
*Si es de algún personaje histórico, novelesco, as del fútbol o princesa de Mónaco, viviremos frustrados y fracasados si no seguimos el guión.
*Si es por algo material, adquiriremos las propiedades de ese elemento. Por ejemplo, “si me llamo por la muñeca de mi hermana, me convertiré en su muñeca, ella jugará conmigo, me dominará”.
*Si me llamo por algo inmaterial, tenderé a fines abstractos ideados por nuestros padres, desatendiendo lo real e incluso, por oposición a ellos, llegaré a materializar lo contrario a lo que llevo escrito en el nombre. Llamarse Libertad, Paz, Luz, no siempre es sinónimo de ser libre, vivir en paz y tener las cosas claras.
-Los diminutivos: “Me llamo Manuel como mi abuelo, pero me dicen Manolito”, han proyectado en ti la figura de tu abuelo, pero tienes prohibido crecer y superarlo.
-Los nombres compuestos: “Me llamo José Luís, por mi padre y mi abuelo”. Pobre de ti si la relación entre ellos era farragosa. “Me llamo “María José”, como dice Jodorowsky, “¡Catástrofe sexual!”.
-Los nombres feminizados o masculinizados: Mario, Josefa, Carmelo, Paula, corresponden a deseos frustrados de que naciéramos del sexo contrario.

¿Por qué no cambiarnos de nombre cuando este va cargado por un lastre que nos inmoviliza?
Nos aterra cambiarnos de nombre ya que tememos que dejaremos de ser reconocidos por nuestro clan. Tememos no ser reconocidos, ni identificados, no ser amados es el mayor temor que tenemos. Somos seres gregarios y pensamos que podemos morir si nuestro “clan” nos abandona, lo que es una herencia de nuestro cerebro arcaico.
Metafóricamente, el nombre que nos dan los padres es como un archivo del GPS que nos va indicando caminos digitalizados y guardados en la memoria familiar. Al nacer, nos instalan el archivo y vamos deambulando por el mundo por rutas más o menos pedregosas y abruptas, pero nos sentimos como en casa, porque ya fueron trazadas por el sistema operativo del árbol. Cambiarnos de nombre es arrojar el GPS por la ventanilla del coche y empezar a ver y  a recorrer nuevos caminos, conquistar territorios que no habían sido archivados por nuestro árbol. Es hacernos cargo de nuestro propio destino.
¿Cómo entonces llamar a nuestros hijos cuando nacen?
Alejandro Jodorowsky afirma que cada uno tenemos un nombre (podemos hacer aparecer a nuestro guía interior y pedirle nuestro nombre en un ejercicio de meditación o de visualización) que viene con nosotros incluso antes de ser concebidos. Es posible que durante la gestación, este nombre les llegue al mismo tiempo a ambos padres de forma telepática, si tienen suficiente capacidad de percepción. Si no es así, es el niño el que debe nombrarse más adelante. En el caso de tener que decidir como llamar al bebé, el nombre no debe haber existido en la historia de su árbol genealógico, ni haber pertenecido a personas o ideales de los que lo nombran.

¿Cómo podemos cambiarnos el nombre?
Cristóbal Jodorowsky dice que: “cambiar nuestro nombre interno nos permite continuar creciendo… Imaginemos que quiero recuperar ese nombre que me dieron, pero que está lastrado por innumerables proyecciones familiares… Supongamos que se trate de mi nombre: CRISTOBAL
-Moldearé con arcilla las letras de mi nombre, una a una…
-Las coceré una vez secadas para convertirlas en algo cerámico…
-Pintaré cada una de esas letras de forma que su mitad izquierda sea plateada y su derecha dorada…
-Con ese nombre que he creado lo introduciré en el interior de una gran bola de arcilla (como una pelota) Sobre esa inmensa pelota de arcilla pegarás las fotografías de todos los ancestros de tu familia: padres, abuelos, bisabuelos…
-Dejaremos que seque lentamente. (Durante nueve meses)
-Transcurrido ese tiempo, con un martillo dorado rompemos el “huevo”(es decir la pelota de arcilla que contiene en su interior las letras de nuestro nombre)
-Lavamos con agua bendita las letras de nuestro nombre. Las perfumaremos bien…
-Enterramos todo el material del huevo que hemos roto a martillazos y plantamos una bella flor.
-Para finalizar ese nombre debemos dejarlo en nuestro altar particular. Ese que ya nos hemos creado en algún lugar de nuestra casa.
(Nos habrá costado, pero de esa forma recuperamos el nombre…)
Fuente: planocreativo.wordpress.com

LOS S ECRETOS D E LA MATRIX


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...